Las nuevas tecnologías han creado nuevas dinámicas de trabajo y por tanto nuevos entornos, dando forma a un nuevo escenario laboral que modificó no sólo la forma de trabajar sino también el diseño interior de las oficinas.
Se ofrecen nuevas alternativas que buscan dar respuesta a las nuevas formas laborales.
Durante mucho tiempo ha prevalecido la imagen de una oficina clásica regida por criterios de racionalidad espacial. Un lugar para cada empleado con todo el equipamiento personal necesario, separado visualmente de los demás por y para la concentración y privacidad. Las zonas comunes se limitaban a la fotocopiadora, máquina de café o sala de reuniones.
Atrás quedaron los grandes despachos con enormes escritorios de madera. Hoy la mayoría de las áreas laborales se han ido convirtiendo en sectores comunes donde la interacción es lo predominante.
La confortabilidad y la eficiencia son hoy valores consolidados a la hora de diseñar un entorno de trabajo. Se apuesta por espacios amplios y diáfanos, a la vez proporcionando zonas aisladas con separaciones para salas de reuniones o descanso, potenciando así el trabajo en equipo y la combinación de espacios polivalentes y comunes.
Una de las tendencias más comunes es separación de espacios mediante mamparas de vidrio sustituyendo las paredes ciegas.
La presencia de vegetación, suelos cálidos y silenciosos, la madera, y otros componentes, hacen de los empleados personas más relajadas, creativas, comprometidas, y saludables, proporcionan confort al espacio. Cada vez es más habitual encontrar oficinas con una estética muy próxima al diseño doméstico.
